La vuelta a la escuela no es, con toda seguridad, el momento más esperado del año para los más pequeños. Pero si puede ser una excelente oportunidad para llevar a la práctica nuevos hábitos que les acompañen durante todo el curso. Más allá de las facetas estrictamente académicas, también hay otras de personales que son igual de importantes, como es el caso de una buena higiene bucodental.
Iniciar el cuidado de los dientes desde pequeños permite conservarlas durante toda la vida. Lo que muchos desconocen es que este mantenimiento se puede iniciar antes de que salgan las primeras piezas dentales. ¿Cómo? Pues utilizando una gasa de algodón humedecida en agua potable.
Esta higiene prematura se realiza por varias razones. La primera, obviamente, para mantener la boca del bebé libre de restos de comida. Y la segunda, también importante, para irlo acostumbrando a este hábito. Muy a menudo, por desconocimiento, los progenitores no se preocupan del mantenimiento bucodental de sus hijos hasta que llegan a los dos años de edad, cuando ya pueden empezar a usar los cepillos de dientes. A estas alturas, sin embargo, ya pueden haber aparecido las primeras caries.
Para poder adelantarnos a cualquier tipo de infección bucodental y conseguir que la higiene diaria sea lo más amena posible, compartimos con vosotros estos tres consejos.
• Aprovechar un rato en que el bebé esté relajado en lugar de esperar el tradicional momento de ir a dormir, cuando se hace más difícil porque suele estar más cansado.
• Tener más de un cepillo de dientes (a poder ser, decorado con motivos infantiles) y que sea el propio bebé quien escoja cada día el que quiere usar
• Presentar la higiene dental como el paso previo de una actividad posterior y como una acción positiva que nos ayudará a vivir más contentos. Con esta ayuda y el saber hacer de cualquier padre y madre, seguro que obtienen buenos resultados. Dientes limpios boca feliz.
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