Durante los meses de verano, el uso de aires acondicionados y ventiladores se dispara resecando las mucosas orales. No sólo experimentamos esa sequedad en mucosa y lengua, sino también en los dientes.
Al igual que cuando realizamos deporte o esfuerzos físicos, la boca seca y la falta de saliva provoca problemas en la masticación, la deglución, la fonación y la respiración y, cuando la boca genera menos saliva, se hace más propensa a la infección e inflamación.
Diariamente, nuestra boca genera entre un litro y un litro y medio de saliva para humedecer nuestra boca y está compuesta en un 99 % de agua y un 1 % de iones, enzimas y otras sustancias.
Teniendo en cuenta que la saliva es uno de los factores que van a ayudarnos a proteger nuestros dientes y mucosas y que ésta está compuesta en su gran mayoría por agua, debemos mantener una hidratación adecuada a efectos de paliar los efectos del calor ya que en verano perdemos aproximadamente un litro más de líquido que en invierno.
Como hidratara nuestra boca correctamente
En muchas ocasiones, y sobre todo en verano, solemos mitigar la sed con refrescos. Estas bebidas azucaradas o carbonatadas son muy perjudiciales para los dientes y, al encontrarnos durante el periodo estival en lugares en los que nos puede resultar más complicado realizarnos un cepillado dental, el riesgo que provoca el aumento de azúcares en nuestra boca aumenta el riesgo de caries y la proliferación de bacterias.
En estos casos de altas temperaturas, es recomendable hidratarse con bebidas sin azúcar y, a ser posible, agua. Si consumimos frutas, las ideales son la sandía o el melón, ya que su contenido en azúcares es más bajo.
Los caramelos y chicles ayudan en la producción de saliva, mejoran el aliento y disminuyen la acidez.
Al mismo tiempo, el consumo de agua debería aumentar durante las épocas de más calor. Si a lo largo del día bebemos pequeños sorbos de agua mantendremos nuestra boca y nuestro organismo hidratado evitando los perjuicios de las altas temperaturas.